La cultura digital o cibercultura, viene constituyendo la nueva forma de relacionarnos en el mundo, y nos exige un cambio en nuestra forma de pensar, para tomar decisiones. Cada día se gestan nuevas prácticas, costumbres y formas de interacción social digital en la vida diaria, en diferentes contextos: laborales, familiares, educativos, recreativos e incluso espirituales.
Estos cambios se relacionan directamente con las formas de adquirir, recrear, circular y construir conocimientos, que no sólo quedan en la esfera cognitiva para realizar procesos educativos formales, sino que abarcan todas las dimensiones del ser humano considerando el aprendizaje informal, que se da de manera espontánea. Estos cambios están íntimamente relacionados con la evolución de la tecnología, que algunos satanizan al decir que “deshumaniza al hombre”; por el contrario, creemos que más que “deshumanizar”, lo que está haciendo, es poner en realce lo que el hombre necesita, que es “relacionarse con el otro”. Los medios influyen en las percepciones del mundo, la comprensión de las cosas, los sentimientos hacia uno mismo y hacia los demás y con ello definitivamente los valores humanos se ven involucrados. Las formas en que se da este “relacionarse” es el tema sobre el cual ponemos especial énfasis en el presente artículo.
Las relaciones a las cuales hacemos mención, nos conducen al concepto de “ecosistema”, una comunidad donde interactúan ente si, formando una red dinámica de interacción. El término es tomado de la biología y se aplica de manera metafórica en el sector educativo. La llamada ecología del aprendizaje implica para la sociedad del conocimiento un modelo de educación distribuido e interconectado.
Un ecosistema de aprendizaje está compuesto por:
- Actores: estudiantes, docentes, padres de familia, directivos y administrativos. Todos ocupan posiciones diferentes y asumen roles en una cadena donde todos dependen unos de otros.
- Medios, recursos, tecnología: siendo los ecosistemas digitales los que en la actualidad cada vez más, asumen roles protagónicos.
- Interacciones y relaciones: que deberían hacer que los diferentes actores pasen de consumidores a productores. Los llamamos “prosumidores”, personas inquietas, conectadas, que logran asumir un protagonismo claro en la sociedad de la información y el conocimiento. Muchos jóvenes ubicados en la zona “tube” (youtubers, booktubers, entre otros)
- El medio donde se dan las relaciones: la familia, la escuela, el centro laboral, la sociedad en general.
Los ecosistemas interactúan no sólo entre comunidades, el contexto, la cultura y sobretodo los medios tecnológicos son parte de esta red. Por eso la literatura nos habla del ecosistema cultural, el ecosistema mediático digital, el ecosistema educativo, el ecosistema familiar, el ecosistema de aprendizaje y dentro de esta última, el ecosistema de los entornos personales de aprendizaje(PLE) y dentro de ella el ecosistema de la red personal de aprendizaje (PLN).
El diálogo entre estos “ecosistemas” es importante para ampliar los entornos de interacción. Es necesario identificar con qué ecosistemas estamos interactuando, cuáles son sus componentes y cuál es el nivel de interacción. Sobre la base de estas relaciones se plantea una arquitectura que puede ayudar a gestionar un ecosistema tecnológico de aprendizaje tanto personal como institucional. Empezaremos analizando y relacionando cada uno de ellos.
En el entorno personal de aprendizaje, encontramos 5 habilidades específicas que se requieren desarrollar y que contribuirán en la madurez de la autonomía de la persona para realizar procesos de autoaprendizaje. Estas habilidades serán a su vez empleadas en la red de aprendizaje, fomentando la evolución de la inteligencia emocional. Siendo el pensamiento crítico el que atraviesa todas las etapas por las cuales se pasa en estos ecosistemas. Sobre las habilidades necesitamos precisar que:
- La habilidad de buscar, relacionada directamente con la tarea de investigar y la navegación en red, propia del uso de la tecnología.
- La habilidad de organizar, implica analizar todo tipo de información, estructurarla y ordenarla. Definiendo las herramientas tecnológicas que podemos emplear de acuerdo a las necesidades de aprendizaje.
- La habilidad de crear, marca la línea donde uno empieza a producir, y puede pasar de su entorno personal de aprendizaje, a la construcción de su red de personal, trabajando de manera colaborativa.
- La habilidad de comunicar, nivel de alta demanda cognitiva, exige el dominio de varias formas de “comunicar”. Ya no sólo hablamos de la comunicación escrita y oral, sino de la comunicación multimedial. Si en la fase anterior se logró el trabajo colaborativo haciendo uso de las redes de aprendizaje, la comunicación se dará de forma individual y colectiva. Con la tecnología, los recursos a emplear, potenciarán los mensajes.
- La habilidad de publicar, va más allá de comunicar, conlleva un camino de ida y vuelta: comentar y responder. Se presenta tanto desde el ámbito individual como colectivo, y se puede convertir en la evidencia de un proceso de construcción del conocimiento en la virtualidad.
Podemos graficar ambos ecosistemas, detallando la relación entre las habilidades de aprendizaje de la siguiente manera:
Ambos entornos, el personal y la red de aprendizaje, se nutren de varios ecosistemas y van vivificando ecosistemas más grandes como el cultural y el digital.
El ecosistema familiar está directamente relacionado con el PLE y está formado por los miembros que la integran, cada miembro es diferente, asumen un rol y son complementarios. La dinámica familiar cargada de diferentes acontecimientos, intercambios de comunicación e información intra y extra familiar, estimulan o afectan a cada uno de sus miembros. Aquí se gesta un estilo de interacción y se identifica la presencia o no, del apoyo físico, espiritual, emocional, cognitivo y social.
El ecosistema mediático digital comprende el conjunto de medios de información y de comunicación, así como canales y plataformas en el ámbito online. Principalmente hablamos de páginas web, apps, redes sociales, blog y otros relacionados, sobre todo en este tiempo, con las TICs. En un contexto educativo está compuesto por comunidades de aprendizaje, por servicios tecnológicos, programas e-learning y las condiciones del ecosistema de aprendizaje en sí.
Finalmente, en el ecosistema cultural encontramos el conjunto de herramientas, conocimiento, creencias, arte, derecho, moral, costumbres, capacidades y hábitos que adquiere el ser humano como parte de la sociedad y que se transmiten de una generación a otra. Aquí se ubican todos los ecosistemas.
Partimos de la “persona” como centro, en el gráfico detallamos la forma en cómo van interactuando los ecosistemas. Uno crea un ecosistema para el entorno personal de aprendizaje y con ello la red de aprendizaje; en el primero se va gestando el trabajo autónomo y en el segundo el trabajo colaborativo. Este ecosistema se ve directamente relacionado con el ecosistema familiar, el cual a su vez se nutre de un ecosistema digital. Todas estas relaciones irán configurando la llamada “cultura digital”.
La forma como nos relacionamos con la información y la forma en que las personas interactúan con el mundo interconectado, es lo que llamamos cultura digital. Considerando la cantidad de información y espacios para interactuar, vemos la necesidad de una dieta mediática, que nos permita gestionar de manera estratégica los ecosistemas con los cuales nos relacionamos día a día.
Los ecosistemas son dinámicos, se transforman constantemente de acuerdo a las necesidades; evolucionan cambiando o incorporando nuevos componentes por ello se requiere de estrategias para gestionar esta realidad cambiante y activa. Además de ello, se evidencia la necesidad de la formación de la ciudadanía en este nuevo contexto, que revela la aparición de la llamada “identidad digital” que se encuentra definida por el tipo de interacciones mediáticas que realizamos.
Toda expresión que nace o se ve influenciada por la acción de las tecnologías de la información es parte de la cultura digital. Desde la visión humanista, se pone como centro “las interacciones” para comprender no sólo las nuevas formas de comunicación y por ende de aprendizaje, sino para identificar las capacidades que se requieren desarrollar. Los retos de esta cultura digital van desde la necesidad de aprender a desaprender constantemente, pasando por la creatividad y fomento de la motivación intrínseca, siendo conscientes de la necesidad del entorno, que parte de aprender a “aprender con otros”. Es por ello necesario diseñar y construir una arquitectura de ecosistemas tecnológicos en beneficio de la realidad educativa desde el plano personal, familiar, escolar e institucional.
El gráfico nos muestra de manera específica, algunos de los componentes del ecosistema digital agrupados según las capacidades que un estudiante debe mostrar durante su proceso de aprendizaje; los cuales nos van dando luces respecto a lo que se requiere trabajar para fomentar la ciudadanía en medio de la cultura digital.
Un contexto familiar que puede favorecer o bloquear aprendizajes, un ecosistema educativo que debería funcionar de manera armónica con el entorno personal de aprendizaje y una red de aprendizaje que exige el uso del pensamiento crítico para evaluar lo que ofrece internet y consolidar un ecosistema digital que desarrolle la cultura digital mientras dialoga con otros ecosistemas.
que significa PLE Y PLN