“La Evaluación debe despertar el espíritu crítico y motivar el camino hacia el reto.”
La evaluación requiere ser trabajada desde un enfoque holístico desde su concepción. Nos referimos a la necesidad de trabajar considerando todas las capacidades de desarrollo de los estudiantes: físicas, afectivas, emocionales, espirituales, cognitivas y sociales. [1]
Este proceso evaluativo ha de promover la participación activa de toda la comunidad educativa, los juicios y valoraciones han de suscitar reflexiones y actitudes que provoquen la comprensión, reflexión y autovaloración de los aprendizajes desarrollados, considerando todas las etapas ejecutadas: proceso, resultado y contexto.
La educación holística se caracteriza por ser una relación humana, dinámica y abierta. Busca cultivar la conciencia crítica desde diversos contextos: moral, cultural, económico, económico, tecnológico y político. Asimismo, desarrolla el pensamiento holístico a través de diversos modos de conocer.
Si consideramos que el aprendizaje se da de manera continua y durante toda la vida, todas las situaciones de ésta, favorecerán el hecho de aprender. Hecho tanto individual por los procesos internos, como externo por la interacción con los otros en los trabajos cooperativos.
Siguiendo la línea trazada, un currículo holístico demanda ser interdisciplinar, para integrar las perspectivas globales y de la comunidad.
Analizando el gráfico presentado, vemos cómo se relacionan los diferentes elementos presentes en la educación dentro de este enfoque, teniendo al estudiante como centro. El resultado de las interacciones se pone en juego dentro de la sociedad. La evaluación dentro de este esquema, requiere considerar todos los elementos que se señalan.
En el escenario descrito, el uso de determinadas herramientas y estrategias va facilitar o condicionar el desarrollo de un proceso evaluativo dentro del enfoque holístico, orientado a aprender. En un contexto de virtualidad, se recomienda el uso de rúbricas de evaluación. Veamos cómo se relacionan las rúbricas con este enfoque.
- La complejidad del desarrollo integral de los estudiantes. – Planteamos 5 dimensiones que se pueden describir según su naturaleza, como habilidades o actitudes tanto de tipo personal como social. Éstas se definen en los descriptores o se convierten en criterios de evaluación en una rúbrica.
- Las formas de pensamiento. – Expresadas en el estilo de aprender, se describen en las posibilidades de “cómo” dentro de los descriptores. Según lo que se evalúa se puede definir a partir de niveles de logro, dentro de los rangos definidos para medir los desempeños.
- El producto del aprendizaje. – En ocasiones suele ocupar el centro de la evaluación, con las rúbricas, evaluamos el proceso, detallando los momentos donde se evidencian los desempeños en etapas hacia la meta. También se evalúa el producto, a partir de criterios definidos.
- Las sesiones de clase interdisciplinar. –La forma en que diseñamos las sesiones de clase, incide en un gran porcentaje, en la forma cómo el estudiante desarrolla su pensamiento, su forma de aprender. La rúbrica puede describir el o los estilos de aprendizaje como parte de la ejecución de un desempeño, de esta manera precisa y hace consciente al estudiante de las diversas formas de aprender. Este aprendizaje interconectado con diferentes áreas, habla de un aprendizaje real, de un aprendizaje en contexto. Si es una rúbrica para evaluar una competencia del área de ciencias, puedo describir aprendizajes de otras áreas como parte de este campo interdisciplinar. Una misma rúbrica puede ser evaluada por varias áreas desde diversos criterios.
- La influencia del contexto. –La autoevaluación, coevaluación y meta evaluación nos puede ayudar a evaluar la influencia del contexto. Establecer un criterio que considere el contexto o que en los descriptores se defina la actuación del contexto como parte del proceso de aprendizaje.
- La participación de todos los miembros de la comunidad. – La comunidad entendida como los estudiantes, los padres de familia y los docentes de las diversas áreas; dentro de la estrategia para usar las rúbricas, implica un proceso de evaluación donde participan todos los miembros. Los estudiantes revisan las rúbricas antes y después de su uso y sugieren cambios además de hacer las preguntas pertinentes para comprender mejor lo que se solicita en esta herramienta. Los padres pueden opinar después de que sus hijos emplearon las rúbricas y los docentes de las diversas áreas, después que los estudiantes opinan y después de que lo emplean en su proceso de evaluación.
Algunos ejemplos concretos de cómo se pueden visualizar cada uno de estos puntos en una rúbrica de evaluación.
Respecto a la participación de los miembros de la comunidad educativa, se debe seguir una secuencia de acciones para su correcto uso y elaboración:
- La creación de las rúbricas exige la participación de los especialistas del área y de todos los niveles. Dentro de una institución, la participación de los tres niveles asegura la coherencia interna de conceptos, y la consecuente definición de estrategias para desarrollar las habilidades motivo de evaluación.
- Luego de la creación, pasamos a la revisión de éstas por parte de los estudiantes, antes de ser aplicada. Este paso asegura la comprensión de la rúbrica y la promoción de espacios para desarrollar la meta cognición.
- Luego de revisada por los estudiantes, recién podrá ser aplicada.
- Luego se pasará por un nuevo proceso de evaluación, donde la rúbrica puede ser mejorada. En esta etapa participan no sólo los estudiantes, sino los propios maestros y padres de familia.
Este proceso se ha de convertir en situaciones de aprendizaje para los estudiantes, donde el pensamiento crítico asume un rol central. Estos escenarios favorecen el desarrollo de competencias y dependiendo de las estrategias empleadas, se motivará a los alumnos para alcanzar los niveles de desempeño descritos en las rúbricas.
La motivación intrínseca debería ser el resultado de este proceso. Programar sesiones de aprendizaje interdisciplinares, sobre la base de contextos reales y significativos favorece el desarrollo de capacidades.
El uso de rúbricas en la virtualidad es la herramienta que más se adapta al momento actual que vivimos. Los estudiantes están desarrollando habilidades relacionadas con la autonomía e independencia, el uso de esta herramienta promueve la consciencia sobre lo “que se aprende” y ello en un entorno de aprendizaje significativo puede contribuir en la motivación en los alumnos. La evaluación suele estar enfocada en el uso de “pruebas papel y lápiz”, en situaciones de tensión y stress en algunos casos. Si esta atmósfera fuera el de una sesión de aprendizaje, con actividades, ejercicios y dinámicas tanto individuales como en equipo, los resultados serían otros. Los animamos a gestar este tipo de espacios de evaluación.
[1] Lo afectivo y emocional son dos fenómenos distintos, pero relacionados entre sí. La emoción es una respuesta individual interna que se da como reacción frente a una situación. Por otro lado, el afecto es un proceso de interacción social entre dos o más organismos. Mientras lo social se vincula con las habilidades sociales que se ponen en juego durante el proceso de interacción con los otros. El aspecto espiritual se relaciona con el descubrimiento del propio yo, con el sentido de la vida.