Marcando nuestros pasos en espacios reales de ABR
La creatividad se define desde varios enfoques, puede ser entendida como una característica de la personalidad, como un proceso, como un producto, como un ambiente generador o por la combinación de dos o más de los elementos mencionados. Dependiendo del énfasis que se les dé a éstos, se construye el concepto de creatividad.
Es importante señalar que la creatividad está siempre presente en toda persona, pero se manifiesta en cada una, en diferentes niveles. “La creatividad es un privilegio que todos merecemos, es encontrar la libertad dentro de las limitaciones que nos presenta la vida” (Parra, 2004). Es en medio de este “encontrar la libertad” donde se gesta un camino de aprendizaje. Estas “limitaciones” son los retos que, en un contexto de aprendizaje significativo, movilizan las motivaciones de cualquier estudiante.
El aprendizaje basado en retos (ABR) promueve espacios de aprendizaje, donde la creatividad logra asumir un papel central desde la figura del estudiante, y transversal desde el enfoque de procesos y desarrollo de competencias.
Partiendo de la secuencia dada por Apple, consideramos que la idea general, debe ser una idea que rompa los esquemas. Cuantos más esquemas se rompan, más posibilidades de que el reto sea “abierto” y que de mayor “espacio” a la imaginación para crear.
Respecto a la pregunta esencial, identificada como un segundo paso en el ABR, identificamos la necesidad de que estas preguntas se formulen dando la posibilidad de plantear varias respuestas.
De la pregunta nace el RETO, para que éste sea contextualizado y significativo, debe responder a la edad, necesidades e intereses de los estudiantes. Un acontecimiento puede analizarse desde varias aristas según los aspectos mencionados. Un tema aparentemente de “poco interés” para un estudiante, puede convertirse en un tema sumamente motivador, la clave está en la “formulación del reto”.
El material de apoyo para los estudiantes, es una pieza clave de soporte para fomentar la creatividad, por ello los usuarios se deben sentir “cuestionados”. Deben promover el pensamiento crítico, la investigación desde diversos tipos y formatos, de materiales y sobretodo la autonomía. Los estudiantes se sienten cuestionados, cuando se les “toca el alma y cuando se generan conflictos cognitivos”. No se trata de materiales que dan “respuestas o soluciones” sino que “provocan” al estudiante para movilizar la creatividad hacia la búsqueda de soluciones.
Finalmente, el planteamiento de evaluación que se da de manera transversal, ha de tener el objetivo de generar aprendizajes desde la autoevaluación, coevaluación y heteroevaluación. La creatividad surge en el proceso de reflexión, en los espacios donde la evaluación produce un pensamiento, una idea. Saber preguntar contribuirá en la realización de este proceso, así como la estrategia para proponer actividades de evaluación, que vayan más allá de las preguntas.
En la actualidad todo proceso educativo exige ser visto desde el rol de prosumidor por parte del maestro como del estudiante. Fomentar espacios para crear y recrear lo existente, de manera individual y grupal, contribuirá en el desarrollo de habilidades de alta demanda cognitiva y en el desarrollo de habilidades blandas.
Frente a este planteamiento de ABR, sería interesante compararlo con el aprendizaje basado en proyectos y en problemas. Estos se relacionan entre sí, tienen el mismo origen y características comunes.